jueves, 13 de diciembre de 2007

Otra vez se volverá a hablar del 14 de julio, como si nada. Las fechas, no son nada si no significan algo para alguien y entonces..., se recuerdan. Para algunos románticos, si así se les puede llamar a quienes alguna fecha entraña un recuerdo especial, ese día es, crudamente, EL DÍA EN QUE MUERE UN AMIGO SURFERO Y NO TE LO ESPERABAS.

La historia: Apoyado en la barra “de fuera” del Planta Baja –bar de copas del Águilas de los 80 y 90-, ya me anunciabas tu condición de surfer, con tus camisetas OXBOW y tu mirada siguiendo una ola imaginaria o un par de tetas bien puestas... Además, esas señales me decían que eras de fuera: la marca nunca se había visto en Águilas o incluso, en Murcia; y las tetas que por allí rondaban, no eran para tipos desaliñados de 40 años. Verte pasar con el Ford Fiesta blanco y las tablas de surf por el Paseo de Parra mientras tomábamos un café en el Pasarela, una vez sosegado el levante, ya me anunciaban que estabas un poco colgado. "¿Surf en Águilas?, pero ¿dónde va ese tio?, ¿de dónde viene? " Verte en Calabardina pillando los resquicios de un levante que nunca llega a entrar en Águilas, con unas tablas custom jamás vistas (a pesar de no haber salido, me aprendí de memoria todos los Surf a Vela de la época) y tus North, hicieron que te apodara “el Sioux”. Y luego, nos conocimos, cómo no, en la playa; y me asombraste o más bien, me “encandilaste”, como decimos en Águilas. El caso es que eras un ser diferente, un tipo distinto a cualquier definición del momento. Con tus años, con tu pasado, que a algunos llegaste a confiar, sembraste en mí la esperanza de que alguien, podía ser lo que deseara ser, que no es poco!!! Así, vivías en una antigua casa de campo, sobre una loma desde la que dominabas todo el Cabo de Cope. Ese que ahora, si nadie lo remedia, van a convertir en un inmenso resort, con campos de golf, zonas de ocio y puerto deportivo, ajeno a todos nosotros. Ese Cope, donde “Khol, Gilgamesh y la muerte” vieron la luz. Ese Cope, bastión humilde de nuestra cándida costa, no te ha podido ver morir, pero sí guarda clavada tu mirada buscando el viento, buscando la ola, en un horizonte que mantiene escritos los acordes de una melodía nostálgica en el amor, marcada en el punteo de tu guitarra eléctrica, al atardecer. Eras único. Y pienso que lo seguirás siendo. No conozco a nadie que intente ser autosuficiente, que llene su corazón del día a día, de las risas que dan cuatro cervezas y seis amigos, de la bondad de un padre y una madre a tu cargo, de la responsabilidad de tus propias decisiones. Fuiste consecuente contigo mismo, con tus ideales; y la muerte..., te debe una disculpa, cabrón!!!

Desde el 14 de julio de 2006, mis velas portan un crespón negro como señal de mi entero respeto hacia tí, Fernando, amigo mio!!!! Me cago en tó, ahora llega tu primer aniversario!!

José Alfonso Parra Delgado E-619